La asociación de Down de España junto con otras asociaciones, ha comercializado una muñeca novedosa, no vista hasta entonces. Lo que la hace diferente: tiene las características de un bebe con síndrome de Down.
La muñeca se presenta como un bebe muy especial, con el que puedes jugar como con cualquier otro; pero encontramos una diferencia más con los demás muñecos: necesita una dosis extra de cuidados y mimos.
Podemos deducir que la intencionalidad de esta iniciativa, en un principio es la de acercar el colectivo Down a la sociedad a través de un muñeco, para que así los más pequeños crezcan conviviendo con estas personas como algo natural pero ¿qué concepto sé le estará inculcando a un niño de corta edad sobre las personas con síndrome de Down? ¿necesitan más cariño y amor que los demás bebes o personas? A mi entender, es contraproducente intentar acercar un colectivo a la sociedad recalcando desde un primer momento las diferencias de éste con el resto de la sociedad. ¿Acaso está demostrado que un bebe con síndrome de Down necesite más cariño y cuidados que otro bebé?
Según el texto de Jaumes Funes, la marginación o exclusión social es producto de cuatro variables: de las sociedades inadecuadas , por las cuales la marginación supone una inadecuación entre un colectivo, su entorno, sus reglas y las características que tienen una serie de individuos; de las construcciones problematizadoras de la dificultad, es decir, la falta de distinción entre problemas sociales reales y problemas vividos como reales pero que no lo son; las reacciones incorrectas ante determinados problemas sociales y las circunstancias problemáticas, como acumulación de problemas personales que dan lugar a la exclusión.
Es la tercera variable, las reacciones incorrectas por las cuales la exclusión y la marginación de un colectivo son el producto de respuestas, de reacciones incorrectas ante determinados problemas sociales, la que da con esta iniciativa. Muchas veces las respuestas que damos a determinados problemas crean más marginación que aquella que pretenden evitar. Hay más problemas con la reacción que con la dificultad inicial. La protección es un ejemplo de ello, y creo que es exactamente lo que se ha conseguido con la iniciativa de la muñeca Down. Considero que el especial cuidado que se le exige a la muñeca Down se traduce en una protección a los débiles sin contar con el colectivo. Proteger no es algo siempre bueno y puede crear a la larga un problema mayor.
Por todo ello, aunque no podemos ignorar que las personas con síndrome de Down tienen una discapacidad y por ello unas necesidades y características específicas, no debemos sobreproteger a este colectivo y extender estereotipos como el de que necesitan más cariño, porque es algo que dependerá de las circunstancias personales del individuo y no del colectivo en sí.
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